Ellas no se contaban nada, la vida les había enseñado a callar y que no hacía falta saber todo de la una y la otra, porque el lazo que las unía era diferente, era a base de otras cosas. Y sobre todo, les había enseñado a no pensar en nadie, porque nadie lo haría por ti. Y eso implicaba también a su hermana.
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